Se ofrece compromiso a cambio de confianza
“La sociedad vive una crisis de confianza”, “La confianza es la base de cualquier negociación”, “La falta de confianza es el origen de las rupturas, tanto personales como profesionales”… La confianza está muy presente, tiene un papel protagonista en nuestro día a día, pero no opera de forma consciente. No sé si es que a fuerza de no hablar explícitamente de ella no sepamos muy bien su incidencia en las relaciones con otros o es que, simplemente, no le prestamos la atención que merece porque creemos que tampoco es tan importante. Quizá no sepamos del todo cómo se genera, cómo opera, cómo se tangibiliza en la cotidianidad.
#Yoconfieso que llevo tiempo queriendo hablar de ella, pero sólo ahora puedo hacerlo con garantías de saber con ¿concreción? aquello que quiero transmitir, después de escuchar ayer, en la jornada de clausura del Master de RRHH de la UMA, a José Luis Ruiz de Alba. Por cierto, se trata de una persona que ya no publica con frecuencia en su blog, pero que ha compartido ya bastante desde 2007. Una sorpresa ver que se mueve por las redes
Si digo que la confianza es un constructo teórico quizá ya comiences a pensar en dejar de seguir leyendo. Uf. Bueno, es que es así, y así quiero contarlo: la confianza no es una mesa, ni un zapato, ni una persiana. La confianza no la podemos ver ni tocar. Utilizamos la palabra confianza porque aglutina cuestiones más concretas que sí podemos reconocer en el día a día, y que sí definen mejor el contenido de ese constructo, de ese concepto. Porque la confianza como tal, ya digo, es que no la vemos.
Al bajar de esa nube abstracta en la que se acomoda el concepto “confianza” nos encontramos con otro constructo: la integridad. Sólo una persona íntegra es digna de confianza. ¿Cómo se consigue ser íntegro? José Luis comentaba que la integridad se alcanza a fuerza de ser veraz y de ser justo. Veracidad y justicia, ahí lo llevas:
- Veracidad: no mintiendo, ofreciendo siempre la perspectiva más realista, justificándola de manera coherente. La realidad está ahí fuera, en nosotros está el no maquillarla para que parezca otra cosa. Soy como soy, me muestro tal y como soy, sin pretender aparentar más de lo que soy, sin querer hacer creer que soy distinto a lo que soy.
- Justicia: al César lo que es del César. Mucha de las críticas que se le achacan a los gurús es su incapacidad de reconocer logros ajenos ni de saber dar las gracias. No exponen públicamente una admiración o reconocimiento hacia otras personas. Actuar en función de lo que es justo es un modo de alcanzar la integridad como
profesionalpersona, un criterio para sentir confianza por alguien.
Si somos veraces y si somos justos tenemos mucho recorrido para ser reconocidos como personas íntegras. Sin embargo, una persona íntegra aún puede ser una persona de la que desconfiar. Me explico:
Aún siendo íntegros, podemos relacionarnos con otros a través del paradigma de la desconfianza, es decir, comunicándonos y actuando junto con otros con recelos, ocultando información, reservándonos algo, sin transparencia absoluta. Podemos ser veraces y justos, pero si al tratar con otros nos mostramos desconfiados, tampoco alcanzamos la posibilidad de generar confianza.
Pero si somos íntegros, y nos movemos con otros a través del paradigma de la confianza, actuando de forma que entendamos a través de nuestra forma de hablar y de actuar que los otros van a actuar de forma recíproca, sí que podemos generar confianza: sólo si me muestro confiado puedo ser digno de confianza.
“Te devuelvo con compromiso la confianza que me ofreces” es un trueque que no aparece en el terreno de la consciencia, pero que actúa como ley no escrita cuando las relaciones que se quieren mantener buscan un recorrido en el tiempo. Posiblemente aquellas personas que consigan ser reconocidas como “gente de confianza” puedan encontrar a su alrededor a otros que le devuelvan ese status conseguido a través del compromiso. Es más, quizá su motivación por compartir metas junto a alguien en quien confían se incremente, sin saber muy bien por qué.
Confío que, si has llegado hasta aquí, no me tengas muy en cuenta este rollito teórico. Es más, si has llegado hasta aquí y te ha sucitado esto algún interés, que sepas que estoy abierto a que puedas aportar algo a modo de comentarios, porque éste es un tema complejo del que merece la pena charlar un rato… y en 140 caracteres quizá sea complicado
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¿La imagen? de El Roto, claro
A mi además de todo lo que comentas me parece que la integridad también es ser empático. Es decir, a veces las personas se merecen algo más que la verdad. Son casos en los que diciendo la verdad esa persona, ni nadie a su alrededor, gana nada y sin embargo la verdad le puede hacer demasiado daño. Por lo tanto, estoy de acuerdo con la veracidad pero creo que a veces, cuando solo aporta daño, hay que dejarla en un segundo lugar. No se si me explicado…
He pensado mucho antes de responderte David. Me parece sumamente interesante lo que planteas: “¿decir la verdad… siempre?” Voy a intentar decirte lo que opino en en torno a este tema:
Creo que la empatía, así como también la asertividad, son recursos que hay que tener en cuenta para ser veraces y en consecuencia, ser honestos e íntegros. La verdad es la que es y creo que todas las cartas han de estar encima de la mesa para que se pueda afrontar conjuntamente cualquier reto que se plantee, incluso aquel que pueda generar molestias.
Si la verdad es dura, molesta o tiene potencial para generar daño, quizá sea necesario emplearse a fondo con la empatía y la asertividad, para que amorticen al máximo las grietas que puedan surgir. Son recursos de “gestión emocional” que están para eso y, bien empleados, tienen potencial para minimizar consecuencias desagradables.
No sé si estarás de acuerdo con esto y, aunque creo haberte entendido, en tu comentario seguramente estarás pensando en situaciones concretas que yo no alcanzo ahora a ver para comprender en su totalidad el planteamiento que ofreces.
Gracias por la aportación
Ha sido la fuerza del título lo que me ha traido hasta aquí, Nacho. ‘Compromiso a cambio de confianza’ quizás sea una baza genial a la hora de conseguir trabajo hoy día, incluso si sabes enfocarlo, para añadirla al cv (aunque corres el riesgo de sonar desesperado)
Soy de los que piensa que el esfuerzo y la ilusión ganan por KO al conocimiento, de hecho, coincido con lo que ya decía Alfonso (@yoriento) el viernes pasado: ´No te contratan por lo que sabes, te contratan por lo que haces’.
Acabo de desmontar la clase de hoy. Nos iríamos directamente a la cuarta opción:
Captar – Integrar – Desarrollar – Comprometer.
El compromiso no se compra, lo ganas fidelizando al trabajador. No se, es algo que tenemos que debatir mañana, pero cuántos (malos) Directores Generales pagarían dinero por ello!!?